El encuentro fue muy emotivo. Durante la cena, madres e hijas intercambiaron experiencias de vida, realizaron juegos alusivos al Año Nuevo Judío y reflexionaron sobre la continuidad de la tradición.
La Morá Flor Naem dirigió a las presentes un mensaje relacionado con Rosh Hashaná y el rol como madres e hijas.
El souvenir fue la excusa para que cada invitada escuche sus propios deseos para el nuevo año, lo plasme en una tarjeta y lo coloque en la planta que crecerá en cada hogar.
Este tipo de encuentros nacieron hace más de 10 años y son muy esperados por las mujeres a las que tan bien les hace reservarse un espacio exclusivo entre madres e hijas y sus pares. Tienen como objetivo fortalecer los vínculos, y disfrutar en familia y en comunidad.